La moda como armadura de protección
La industria de la moda tiene que crear soluciones creativas para las nuevas necesidades del individuo y adaptarse al espíritu de los tiempos sin perder su gusto estético que hace parte de ese carácter seductor que la enaltece. Por Pilar Luna En unos cuantos meses la vida se nos volvió un tapabocas. Nuestra relación con la indumentaria se tornó en una enorme cartilla con una gran cantidad de reglas que tienen que ver más con el aislamiento social, que con relacionarse. Si hace algunos meses nos “producíamos” para ciertas circunstancias de la vida, como eventos sociales, citas de trabajo, encuentros amorosos y, en términos generales, para socializar; hoy debemos pensar que nos tenemos que vestir para estar más lejos de los otros, para no tocarnos. Para no tener contacto con otras personas. Para protegernos mientras tratamos de volver a esa “discreta normalidad” que este encierro ya nos pide a gritos. Pero, aunque esto parezca nuevo, lo cierto es que la moda ha pasado por muchos momentos en los que ha tenido que cambiar su significado y su razón de ser. Sin duda, cuando descubrimos su historia también nos encontramos narrando la historia de la civilización porque las vestimentas enmarcan todos