¿Conoces a alguien que a pesar de su trabajo, profesionalismo y habilidades sociales, le cuesta destacarse? Su imagen y cómo es percibido puede ser la causa de esto.
Por: Escuela Colombiana de Imagen y Estilo
Fotos: Depositphotos
Este fenómeno es más común de lo que piensas y les pasa a muchas personas. La razón es que estamos en un mundo en el que la imagen y la primera impresión juegan un papel vital en el relacionamiento y en la forma en la que somos percibidos, porque de esta manera, las personas crean un juicio sobre nosotros.
Varios psicólogos de Holanda, Turquía y Gran Bretaña determinaron que nos toma solo siete segundos para construir un juicio sobre los otros y unos cuatro minutos para generar una conversación que enganche; pero si hablamos de porcentajes, 55% de aspectos que ayudan a construir este juicio en la primera impresión se genera a partir de cómo nos vemos, de nuestro aspecto físico. Solo tenemos cinco minutos en promedio para que nuestro interlocutor se forme una opinión sobre nosotros y, además, para impactar con un buen discurso.
Según Nalini Ambady, psicóloga académica de la Universidad de Tufts en Boston, las personas somos capaces de hacer juicios certeros sobre otras personas en cinco minutos. Teniendo en cuenta esta afirmación, viendo a alguien podemos fácilmente percibir: quién es, si es seguro o confiable, si es profesional y hasta si queremos tenerlo cerca o no. Pero ¿cómo es que somos capaces de crear estos juicios en tan poco tiempo?
Explica la experta que los seres humanos desarrollamos habilidades que nos permiten reconocer si una persona representa un riesgo para nosotros; este juicio se construye en el hemisferio derecho del cerebro, donde se procesa esta información y nos genera una alerta o nos dice que no hay peligro.
Luego de leer el artículo de Ambady, recordamos una conversación en la que alguien argumentaba, acaloradamente, que no se deben formar prejuicios sobre otros teniendo como argumento el exterior y, mucho menos, basarse en estos para tomar decisiones laborales o personales. Decía, además, que la probabilidad de cometer errores dejándose llevar por la primera impresión es altísima y podemos llegar a percibir de manera equivocada a los demás. Pero, aunque en parte tiene razón, lo que de ninguna manera podemos desconocer es que el cerebro humano funciona de esta forma y que, inconscientemente, recibimos cantidades incalculables de información que, si son bien cuidadas, se traducirá en excelentes relaciones sociales.
Siendo claros y directos, es muy importante aprovechar los segundos en los que construimos la imagen que queda en la cabeza de los demás y para esto, es vital que tengamos en cuenta algunas cosas con las que, seguramente, causaremos siempre un impacto positivo en los demás.
Postura
Es, tal vez, el primer aspecto que vemos cuando alguien se acerca a nosotros. Es por esto que siempre debemos mantener una buena postura para transmitir seguridad, profesionalismo, confianza y control de la situación.
Vestuario y accesorios
¿Has escuchado la frase “una imagen vale más que mil palabras”? Evidentemente, tu vestuario le dirá al mundo quien eres sin tener que hablar. Por esto, es importante entender muy bien los espacios, ocasiones de uso y, sobre todo, pensar en la persona con la que vas a interactuar para planear estratégicamente los atuendos de cada día. Esto también se debe tener muy presente con los accesorios.
Saludos y apretón de manos
Es el primer contacto físico que tenemos con los demás, así que debes tener especial cuidado en este punto. Es crucial saber que un buen saludo debe ir acompañado de un apretón de manos firme, seguro y encajado en la mano del otro.
Contacto visual
Durante toda la conversación es necesario que mantengas contacto visual con los otros. Esta es una muestra de respeto, confianza, seguridad y, sobre todo, de sinceridad. Esto, sin duda, impacta en la percepción que generas en los demás.
Sonrisa
La sonrisa abre puertas. Es una de las herramientas más fuertes y poderosas para construir relaciones sociales y generar empatía inmediata.
Actitud
Ninguno de los puntos anteriores tendría valor si no van acompañados de una buena actitud. La impresión que se genera durante la primera interacción está ligada a la intención con la que se ejecuta. Esto quiere decir que no solo influyen las acciones, también tiene que ver con la intención que tienes.
Ahora ¿entiendes la importancia de esos primeros cinco minutos?
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