fbpx
POR: PILAR BOLÍVAR / FOTOS: CORTESÍA DIOR

Hablar más de emociones que de composición olfativa es la apuesta de la maisonfrancesa que por estos días vuelve a seducir nuestras narices con sus perfumadas puntadas de Alta Costura. Tras veinte años de espera, llega JOY la nueva fragancia de Dior.

 

 

Cerca de París, a hora y media por carretera, está Saint Jean de Braye, la ciudad en donde se transforman las materias primas adquiridas por François Demachy, el perfumista de Dior, en las parcelas de pequeños cultivadores de todos los continentes. Y en París está el estudio de este alquimista del glamur que ha trabajado por muchos años en los laboratorios de la casa francesa para atomizar su excelente conocimiento de la mujer.

Como todo genio —y más si es uno de los que nacen en la escena de la moda— él tiene sus caprichos a la hora de crear. Y quienes lo conocen y han trabajado con él, saben que su mayor exigencia es luz natural, para que su cerebro funcione, para que lo ilumine; “porque François Demachy crea a través de los colores, el sonido y la luz”, asegura Pablo Schenfeld, embajador de Dior Parfums América Latina. Y, aunque suene extraño, crea un perfume mirando un cuadro o una obra de arte.

“Si quiere hacer una fragancia fresca, necesita ver un cuadro con colores vivos (amarillo, verde, naranja) y que el aroma de los papeles que sumerge en las pruebas de las fragancias tenga la intensidad de los colores que ve. Con Sauvage, una de las fragancias más vendidas de Dior, lo hizo con la música: él buscaba que las notas que él escuchaba con su oído estuvieran presentes en las notas de la nariz”, agrega el embajador de Dior, quien nos contó otros secretos detrás de JOY, el nuevo perfume de la casa que hace de la alegría, su musa encarnada en la actriz Jennifer Lawrence.

 

 

UN NOMBRE CORTO Y BONITO

La casa Dior estuvo por muchos años detrás del nombre JOY. “Es muy corto, pero con un significado gigante. Acaricia un poco el mercado americano porque es el que más consume (si hablamos de números, es el mercado que hoy más está pesando en la balanza). Pero lo eligieron porque suena bonito”, cuenta Pablo Schenfeld.

 

SEIS AÑOS DE TRABAJO

JOY ha sido una de las creaciones que más tiempo demandó. Seis años necesitó François Demachy en comprender y desarrollar la fragancia, precisamente por la complejidad de su nombre (joysignifica alegría en español). “Porque para ti la alegría es una, para mí es otra y para ellas dos, es otra cosa. Entonces el reto fue: ¿cómo hago un perfume que huela a alegría y que todos entiendan que es alegría?”.

 

TRES PERFUMES EN UNO

Demachy creó tres perfumes para lograr JOY; son tres emociones diferentes que al mezclarlas le dan identidad olfativa a la alegría:

Sonrisa: mezcla de notas cítricas y florales que evocan una sonrisa. “Es un viaje a Italia, Francia, África e India”.

Caricia: empolvado y con maderas. “Esto también está loco en JOY, pues las notas de madera siempre van al final; pero como este le apunta a otro público y es una creación divertida, “out of the box”, van en el medio de JOY.

Serenidad: dada por los almizcles.

 

 

EL DOBLE DE SERENIDAD

En un momento de la creación de JOY (y de cualquier fragancia), François Demachy debe conocer a su musa. “Jennifer Lawrence se encuentra con él en París en el laboratorio —cuenta Pablo—; le muestra las tres etapas del perfume y el JOY casi terminado (era más fresco). Pero ella le dijo: ‘me gusta más este: la serenidad. ¿podrías modificarlo para que huela más sensual?’. Y como François trabaja para las mujeres, lo modificó duplicándole la tranquilidad; así JOY pasó a ser más dulce, más intenso y sensual”.

 

UNA DE LAS NOTAS MÁS COSTOSAS DE LA PERFUMERÍA

La sonrisa, de JOY, fue una de las notas más costosas de la perfumería y evoca el nuevo sentido del lujo para la Casa Dior, pues contiene jazmín de Zambac, una variedad endémica del sur de la India. “El lujo de ver una señora de ochenta años cosechando el jazmín de Zambac y luego a un señor con su piel tostada por el sol y los años y su pelo cano, llevando un gorrito entre las manos con un puñado de jazmines, la cosecha del día, a la puerta de la fábrica de Dior; esta es la alta costura que trasmite JOY, es el verdadero lujo la casa”, asegura Schenfeld.

 

 

UNA FLOR COMO FUENTE DE EMPLEO

El jazmín de Zambac es más fresco y menos animal que el jazmín francés. Y fue usado por primera vez en perfumería por Dior para J’adore. “Por eso en India nos tienen un cariño especial pues Dior generó cientos de puestos de trabajo en esa región del mundo, al descubrir sus exquisitas bondades para la perfumería”.

 

PSICOLOGÍA DEL COLOR

La elección del color de JOY fue el resultado de un minucioso estudio que arrojó que, en una vitrina, estantería, perfumería… el color rosado es uno de los que más les atrae a las mujeres. “A los transparentes o traslúcidos, nadie los toca; a los oscuros (negros, escarlatas) los tocan las adultas, las que buscan sentirse poderosas; mientras que a los rosas los tocan todas. Este color es un imán para la mano de la mujer”.

 

SIN ETIQUETAS

No más etiquetas pegadas a la botella. El tapón del envase tiene unos hilos que hablan de la tradición de Dior en la Alta Costura.

 

 

 

UN PERFUME -AMULETO

La historia de la maisoncuenta (y es parte del museo al sur de Francia, en Granville) que cuando Christian Dior estaba buscando un lugar para abrir su primera boutique, su mejor amiga era tarotista y todo lo que él hacía se lo consultaba primero. Se fue con ella a buscar el lugar ideal y caminando por la Avenue Montaigne, en París, de un auto se desprendió una estrella oxidada y esta mujer le dijo a Dior; “esto es un mensaje: una estrella de 5 puntas es augurio de buena suerte entonces aquí tiene que estar el lugar”. Y a la vuelta había una sombrerería que estaba cerrando sus puertas. Ahí fue la inauguración del ateliery la sede principal de Dior. “La estrella es parte de nuestro museo, es una de las piezas más importantes del museo y está debajo de la tapa de JOY”.

 

OLOR ‘INSTAGRAMEABLE’

“Nos faltaba un jugo para aquellos que nos siguen en Instagram, en las redes”, dice Pablo Schenfeld. Y por ello, la casa le apostó a Jennifer Lawrence como imagen de su campaña de la línea de perfumería. “Somos franceses del alma, “largo placistas” (una marca de moda rápida vive de lanzamientos, de cantidad sobre calidad) y por ello, en 1947 nació Miss Dior a quien la reinventamos hasta nuestros días (mantuvimos la llama viva todo el tiempo). En 1999 nació J’adore; funcionó y sigue funcionando “entonces ¿por qué matarla con algo nuevo? No lanzamos más perfumes para vender más, sino porque hay un público que necesita un nuevo jugo. Salimos de lo comercial para lo sentimental y como emblema que somos, somos historia: por eso esperamos 20 años para un nuevo perfume”, puntualiza.

error: Content is protected !!
Abrir chat
Hola
¿En qué podemos ayudarte?