Por Pilar Luna
Fotos Cámara Lúcida
La colección de cierre del BCapital buscó hacer reflexionar sobre la violencia, la paz, la identidad y los oficios ancestrales en medio de la selva.
Mucho tiempo duró la diseñadora Laura Laurens trabajando la colección con la que cerró la versión 2018 de BCapital. Pasó muchos meses inmersa en la selva colombiana trabajando con una comunidad emberá chamí de indígenas trans, con la que desarrolló toda la parte de tejido con chaquiras que incluyó en su propuesta creativa. La inspiración fue esa selva que conoció a fondo y que le movió varias fibras.
La diseñadora bogotana no solo quiso exponer un tema de género —a través del trabajo de Rossana, una joven indígena que nació hombre, pero se identifica como mujer—, sino que pretendió incluir de alguna manera a las víctimas de este país, que en muchos casos se asocian con la selva, donde se ha vivido más hondamente la guerra en Colombia.
Laura usó los estampados de camuflaje propios de la milicia, algunos los tejió en chaquiras y otros los estampó. Igualmente, siluetas deconstruidas y a veces sin acabar, que no solo hacen parte de su ADN, sino que también dan a entender que falta mucho por construir en Colombia.
Un escenario contundente con unas tejas de zinc ametralladas colgando, que hablan de eso mismo, y una banda sonora muy bien escogida, consiguió que los asistentes al Teatro Faenza se metieran en esa realidad de la selva colombiana y vivieran y sintieran por un instante esa sensación de estar en algo inacabado y en medio de algo inexplicable.
Sus siluetas simples, minimalistas, fiel a su estilo y el uso de muchas fibras naturales, construyeron esta colección que cerró un evento de vanguardia que quiso reflexionar sobre la identidad, sobre el papel de la moda en el patrimonio y de la mano de los saberes ancestrales de nuestro país.
