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Jorge Duque, Faride Ramos, Sebastián Jaramillo, Juan Pablo Martínez, Andrea García, Alejandro Crocker, Humberto Cubides (Cubel), María Fernanda Hernández (Priscila), Portal 22 by Diamantina Arcoíris, Paula Forero (Velasco de Gayo), The Bosayork Dream-Sacré, Trans e Infinita presentaron los looks que crearon a partir de residuos aprovechables para celebrar el cierre de la campaña “Que la basura no se vuelva paisaje” de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte. Esto fue lo que se vio en este escenario de la vida y las artes. 

Por Juliana Villegas. Fotos: David Julián Vargas

Un gran montaje cubierto en medio de la arena de la Plaza Cultural La Santamaría, le dio la bienvenida a los más de 600 asistentes que presenciaron el pasado sábado 9 de diciembre la “Pasarela Bogotá Sostenible”, un proyecto de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte con el respaldo de la Cámara de Comercio de Bogotá, en alianza con Código Malva.

En esta noche de moda, arte y cultura, 7 diseñadores consolidados y 6 marcas emergentes, conscientes y sostenibles, presentaron un total de 48 looks creados a partir de residuos, un trabajo que se hizo en sinergia con la Asociación Colombiana de Recicladores Guardianes del Planeta, que realiza el aprovechamiento de miles de toneladas de residuos de Bogotá, y Ecopositiva, una empresa que desde hace más de 13 años se dedica al diseño de soluciones personalizadas e integrales para el manejo ambiental de residuos.

En la iniciativa también participó la Red Moda Circular, un conjunto de diferentes proyectos creado para consolidar la circularidad como una herramienta de apoyo para la construcción de una ciudad más sostenible, cuyo principal objetivo es la disminución de los residuos textiles en Bogotá.

Un show inédito

El primer look en salir a escena fue una obra con tapas de colores creada por Juan Pablo Martínez, uno de los primeros diseñadores colombianos en adentrarse en el universo de la moda sostenible, quien puso en escena, con la colaboración de la también diseñadora Paula Pérez, un vestido negro hecho con tela fin de rollo, al que se le aplicaron decenas de estos “lunares” plásticos, que le dieron a la pieza un efecto visual y sonoro especial.

Faride Ramos, Bogotá Sartorial

A este atuendo le siguió la cápsula Bogotá Sartorial de la diseñadora momposina Faride Ramos, quien construyó sus prendas a partir de residuos textiles de su taller, una odisea de costura si se tiene en cuenta que cada fragmento forma parte de un gran rompecabezas, que debe tener sentido en el resultado final. La creadora unió trozos de telas de diferentes colores, estampados y texturas, para crear trajes de dos piezas, vestidos, chaquetas y abrigos, que fueron un desafío en sastrería.

Cubel, artesanía experimental

Luego, fue el turno de Humberto Cubides, de Cubel, quien se inspiró en las siluetas de la década de los años 90 para crear sus ya característicos looks, que combinan lo urbano y lo artesanal. En este caso decidió evocar el tejido de cestería y el tejido en dos agujas para crear detalles en partes estratégicas de sus voluminosas piezas, llenas de bolsillos y correas. Para hacerlas, se asoció con la Fundación Minuto de Dios y el Banco de Ropa, que le proveyeron los jeans que nunca llegaron a ser donados para confeccionar sus prendas. También usó cueros, pieles y herrajes recuperados que generaron un efecto ultra texturizado.

Andrea García, arte hecho moda

Siguió, entonces, la artista plástica Andrea García, quien lleva trabajando con residuos por más de 14 años. Para su cápsula eligió miles de anillas de aluminio, que luego tejió con ayuda de las mujeres de la Fundación Manos Amorosas, para darle vida a intrincados vestidos en los que mezcló una estética ruda y a la vez femenina y orgánica. También utilizó plástico para crear púas y el esqueleto de un escorpión que sobrepuso a un largo suéter tejido y latas de aluminio para darle vida a un arnés metálico, verdaderas obras de arte dignas de guerreros urbanos.

Un colectivo de marcas emergentes

Después salieron a pasarela las piezas icónicas del colectivo de diseñadores emergentes.

El look de The Bosayork Dream, un proyecto de moda para la transformación social que nació en la localidad de Bosa, dirigido por Natalia Ochoa Catta, fue una creación en conjunto con la marca Sacré, de Marcela Lopera. ¿El resultado? Una chaqueta abullonada hecha de plástico reciclado, rellena con trozos de PET, 10 kilos de envolturas cosidos que formaron una gran falda con flecos y un enterizo hecho con telas fallidas del taller.

El look de Infinita, marca de la diseñadora Catalina Carvajal, que aborda, a través de la ilustración textil, el arte, la sostenibilidad y temas que resaltan la cultura colombiana, lo hizo a partir de pedazos de plástico flexible ilustrados a mano con marcadores de colores; este material aprovechable le permitió elaborar un top con mangas ultra voluminosas al que le sobrepuso un pectoral creado con casetes viejos. La falda compañera resultó de la unión de retazos de sábanas que se plegaron y pintaron con la misma técnica del top.

El look de María Fernanda Hernández, fundadora de Priscila, una marca que ha centrado su preocupación en evitar el desperdicio textil, se confeccionó a partir de la técnica de telar no tradicional. El tejido lo hizo con residuos de telas cortados en tiras, que combinó con plástico y papel parafinado recuperados. También usó botellas de PET derretidas.

El look de Trans, un proyecto de la diseñadora María Camila Pérez, inspirado en los micelios de los hongos y esa red que conecta la naturaleza al interior de la tierra, se construyó con cables de dispositivos electrónicos que ya no funcionan, mallas y tul recuperados, para interconectar 9 metros de plásticos flexibles de envolturas de alimentos que le dieron origen a un vestido con una larga cola.

Cerró el colectivo Bacatá de Oro contemporánea y consciente, el look de Paula Forero, fundadora de Velasco de Gayo, una marca novel de diseño de autor que enaltece el saber ancestral y resignifica el lujo boyacense y colombiano. Y lo hizo con un traje de dos piezas (chaqueta y pantalón corto) confeccionado con yute y decorado con PET, papel plateado recuperado y retazos trabajados por artesanas, complementado con una sobrefalda con tela de muestrario y un gran sombrero de yute desflecado.

Diamantina Arcoiris, en su Portal 22

Continuó la cápsula de Diamantina Arcoíris, quien aprovechó el escenario para presentar su marca Portal 22, que utilizó todo tipo de residuos (tapas, plásticos flexibles, juguetes, cadenas) conseguidos en el barrio Santafé, para crear piezas llenas de color y detalles. También usó cobijas cuatro tigres, la prenda en la que “viven” los habitantes de calle, unos de los mayores beneficiarios de su Fundación Amor Real.  

Sebastián Jaramillo, la excentricidad de unas joyas

El joyero bogotano Sebastián Jaramillo, quien también ha sido un abanderado de los materiales inusuales, pues está convencido de que la joyería no tiene que hacerse necesariamente con metales o piedras preciosas, empleó para su cápsula latas de aluminio enchapadas en oro y luego tejidas para crear unas largas mangas metálicas; también rescató pedazos de resina, plástico y acrílico tallados y pulidos a mano en forma de gema, así como prendas y telas desechadas, e incluso colillas de cigarrillo, con las que creó la capucha de unos de sus looks.

Alejandro Crocker y su trabajo social

Alejandro Crocker, una marca que literalmente trabaja con el desperdicio textil, utilizó prendas de denim desechadas de diferentes colores, texturas y acabados, que mezcló con tela camuflada, encaje y retazos de otros materiales, incluyendo tejido de punto y tejido en croché a manera de colcha de retazos, para darle vida a looks urbanos y portables, decorados con decenas de bolitas doradas.

Jorge Duque, novias y novios con residuos orgánicos

El cierre corrió por cuenta de Jorge Duque, quien no solo es uno de los creadores más reconocidos del país, también ha sido pionero en la utilización de materiales poco convencionales en el universo de la moda. El director creativo de su marca homónima presentó una cápsula de novias y novios para la que utilizó fibra de PET recuperada, rehilada y retejida como Canvas de lienzo (sin aditivos ni pigmentos) por Textiles Lafayette y tulle recuperado de residuos de su taller de costura para crear prendas ligeras con gran caída, algunas con detalles de dobleces tipo origami. Además, con poliuretano recuperado y cáscaras de huevo blanco de los restaurantes populares de Chapinero, construyó a una serie de corsés femeninos y masculinos que fueron el sorprendente complemento de las prendas.

Los 48 looks podrán verse en la Plaza Cultural La Santamaría durante la feria Bogotá es Navidad.

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