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Como cierre del proyecto de cultura ciudadana “Que la basura no se vuelva paisaje”, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, de la mano de Código Malva, realiza el próximo 9 de diciembre, en la Plaza Cultural La Santamaría, la Pasarela Bogotá Sostenible, una estrategia que valora y resignifica los residuos a partir del arte, el diseño y la moda.

Por Juliana Villegas. Fotos: Cortesía SCRD y Código Malva

Siete diseñadores consolidados y seis marcas sostenibles, circulares o conscientes se reunirán el próximo 9 de diciembre en la Plaza Cultural la Santamaría —que hoy es un escenario para la vida y las artes—, con el objetivo de demostrar que es posible que la basura no se vuelva paisaje en la ciudad.

El diseñador Jorge Duque trabajó con moldes hechos con bolsas de basura en su base y un recubrimiento de cáscara de huevo. La tela de la falda es PET rehilado.

Esta puesta en escena, que será el abreboca de la feria de emprendimiento Bogotá es Navidad, mostrará el resultado del trabajo que llevaron a cabo estos talentos de la moda durante más de dos meses, en conjunto con asociaciones de recicladores de oficio de diferentes localidades y la Red Moda Circular, para transformar residuos aprovechables (papel, cartón, lata, vidrio, plástico y textiles) en diseños únicos.

Cada uno de los creadores presentará un traje icónico para un total de 13, que también se exhibirán en diferentes escenarios de la cultura, el diseño y la moda en la ciudad a finales de noviembre y comienzos de diciembre. El propósito es invitar a este gran evento y motivar la conversación sobre la campaña “Que la basura no se vuelva paisaje”, una iniciativa de la Subsecretaría de cultura ciudadana de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte.

La campaña “Que la basura no se vuelva paisaje” ha sido liderada por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá. Aquí el diseñador del colectivo Bosayork Dream, Juan Felipe Martín, junto con la Secretaría de Cultura, Catalina Valencia, quien lleva puesto parte de la propuesta de Bosayork y la marca Sacré y el Subsecretario, Luis Felipe Calero.

Durante el desfile y con una estrategia hecha por CÓDIGO MALVA, además de los trajes icónicos, se verán 35 salidas más para un total de 48 propuestas de moda hechas a partir de la transformación de residuos.

La puesta en escena tiene tres objetivos primordiales: resignificar el valor de los residuos a partir de un escenario como el de la moda, que es inspiracional y aspiracional; fortalecer la confianza con la población recicladora de oficio, de ahí que haya un trabajo en conjunto entre recicladores de diferentes localidades y los diseñadores y marcas convocados, y, finalmente, promover el consumo sostenible de prendas y artículos de la industria de la moda y el diseño, a partir de la construcción de cápsulas que utilicen alguna de las 9R: restaurar, remanufacturar, reproponer, reciclar, recuperar, repensar, reducir, reusar y reparar.

El lanzamiento de la Pasarela Bogotá Sostenible se hizo en la Cinemateca con un shooting de fotografías para mostrar la estética de las piezas hechas con residuos aprovechables.

Diseñadores y marcas le apuestan a la moda sostenible

En esta pasarla se darán cita algunos de los más renombrados diseñadores, marcas y joyeros de Bogotá y el país, consolidados o emergentes, que han acogido comportamientos sostenibles para disminuir su impacto en el ecosistema de la ciudad. Ellos son:

Jorge Duque, director creativo de Duque Vélez.

No solo es uno de los creadores más reconocidos del país, también ha sido pionero en la utilización de materiales poco convencionales en el universo de la moda, demostrando que aquello que se considera basura o un desecho puede convertirse en insumo para la creación. Apasionado de la exploración y la experimentación, utiliza todo aquello que desafía la imaginación y lo transforma en una pieza de lujo portable.

Jorge Duque llevará a la Pasarela Bogotá Sostenible una cápsula de Novias, donde está experimentando con el uso de residuos orgánicos, como cáscara de huevo y hongos.

Faride Ramos, diseñadora momposina radicada en Bogotá

Se ha especializado en la moda sartorial y específicamente en prendas atemporales y duraderas para plasmar su visión creativa de manera responsable con el medio ambiente. La suya es una moda consciente, hecha lentamente con el propósito de generar cero desperdicios. Por eso utiliza los residuos textiles de su producción para darles una segunda oportunidad. Incluso, trabaja de la mano con la Corporación Mundial de la Mujer Colombia para que, con esos retazos, las personas creen productos que puedan comercializar y generar ingresos. 

La propuesta de la momposina, Faride Ramos, se basa en cero desperdicio textil, con la técnica del patchwor

 Sebastián Jaramillo, joyero bogotano

También ha sido un abanderado de los materiales inusuales, pues está convencido de que la joyería no tiene que hacerse necesariamente con metales o piedras preciosas, y que puede utilizar cualquier material, transformarlo y convertirlo en una joya. De hecho, trabaja con casquillos de bala, fichas de Lego y plástico, elementos con los que le da forma piezas escultóricas y verdaderas obras de arte.

El joyero Sebastián Jaramillo, con su pieza icónica.

Juan Pablo Martínez y Paula Pérez, diseñadores bogotanos

Juan Pablo fue uno de los primeros diseñadores colombianos en adentrarse en el universo de la moda sostenible. Desde el 2010, viene trabajando sobre las bases de cero desperdicio, reciclaje, supra reciclaje, artesanía, trabajadores en casa y telas fin de rollo, para crear diseños sin temporada y en colores neutros que tengan larga vida y le den una segunda oportunidad a prendas que son consideradas desecho. En este ejercicios creativo hace dupla con Paula Pérez, otra experimentada creadora bogotana.

Juan Pablo Martínez y Paula Pérez trabajaron con tapas plásticas de refrescos.

Andrea García, artista plástica

Lleva trabajando por más de 14 años con residuos para extraerles su valor inherente, que ha quedado sepultado por el uso y el paso del tiempo. La artista asigna una utilización propia y digna a aquello que la sociedad desecha, como tapas de aluminio reciclado y radiadores de diferentes tipos de máquinas, para crear obras de arte, así como carteras y accesorios.

La artista Andrea García con su prenda icónica hecha con latas.

Alejandro Crocker, artista y diseñador venezolano.

La marca, que lleva su nombre, literalmente trabaja con el desperdicio textil. Su director creativo, un venezolano radicado en Bogotá hace más de 8 años, saca la materia prima de los vertederos de basura; para ello, trabaja de manera mancomunada con los recicladores de la ciudad. La marca transforma esos materiales en algo que llama “lujo consciente”, pues son piezas casi únicas. Su objetivo es crear conciencia sobre el cuidado del planeta, utilizando la moda como un medio.

Julieta Piñeres con el look de Alejandro Crocker que se basa en la remanoactura del denim.

Humberto Cubides, diseñador santandereano

Con su marca Cubel se enfoca en el trabajo con artesanos y comunidades indígenas, así como la transformación de técnicas artesanales de una manera moderna para llevarlas a plataformas internacionales. Además, emplea fibras naturales y recicladas para que el impacto de su propuesta sea el menor posible. Su estética le apuesta a la mezcla de dos elementos: por un lado, lo rudo y lo urbano, y, por el otro, el legado de las culturas prehispánicas, lo artesanal y lo ancestral. 

El diseñador Humberto Cubel, con el modelo que llevó su look durante el shooting de la Pasarela Bogotá Sostenible.

María Fernanda Hernández, fundadora de Priscila

Es una marca dedicada a hacer sonreír a las mujeres, que ha pasado por varias fases (alguna vez fue una iniciativa de alquiler de prendas de diseñador) y que ha centrado su preocupación en evitar el desperdicio textil; de ahí que utilice el patchwork o la unión de retazos para crear prendas únicas.

Piezas de Priscila, Sebastián Jaramillo y Juan Pablo Martínez con Paula Pérez.

Amor Real by Diamantina Arcoíris

La marca creada por la diseñadora y activista tiene una fundación en el barrio Santafé que trabaja con habitantes de calle, mujeres que ejercen la prostitución, comunidad trans, poblaciones indígenas y migrantes. Su propuesta rescata mantas y cobijas, que pasan por un intenso proceso de acondicionamiento, para fabricar abrigos y chaquetas que forman parte de la colección de ropa que mantiene viva a la organización. Además, enseña a bordar a consumidores de drogas para ayudarles a iniciar su proceso de rehabilitación y hace intercambios de conocimiento en tejido y costumbres con la juventud de la comunidad Ocaina, Bora y Huitoto en La Chorrera, Amazonas, para alejar a los jóvenes del consumo de drogas en territorios rurales y ayudarlos a valorar el conocimiento antiguo de sus etnias de origen. 

La propuesta de Amor Real by Diamantina Arcoiris está hecha con cobijas reutilizadas.

Paula Forero, fundadora de Velasco de Gayo

Una marca novel de diseño de autor, que enaltece el saber ancestral y resignifica el lujo boyacense y colombiano, contando historias de valor a través de la estampación digital y el rescate de materias primas renovables propias de la región, como la lana de oveja criolla colombiana.

La marca Velasco de Gayo es una de las que debuto en Pasarela, con una propuesta basada en su lujo artesanal y consciente.

The Bosayork Dream

Es un proyecto de moda para la transformación social que nació en la localidad de Bosa. Dirigido por Natalia Ochoa Catta, representa muchos sueños de las localidades del sur, pues se ha convertido en la mano de obra, a través de una red de talleres, de varias marcas colombianas. En esta oportunidad realiza una alianza con Sacré, dirigida por Marcela Lopera, para fusionar la destreza de las manos que confeccionan en esta parte de la ciudad con la creatividad de una de las marcas que ha hecho crecer a la iniciativa. 

Bosayork Dream un proyecto que lidera Natalia Ochoa estará en pasarela con el diseñador Juan Felipe Martin y la marca Sacré de Marcela Lopera.

Trans, un proyecto de la diseñadora María Kamila Pérez

Rescata residuos textiles que sobran del proceso de trazo y corte en las fábricas del barrio La Alquería, en Bogotá, para transformarlos y darles una segunda oportunidad a través de prendas multifuncionales y accesorios. Además, prolonga de forma personalizada los ciclos de vida de las prendas, usando como herramienta el upcycling y la customización.

El traje de la marca Trans de María Kamila Pérez fue hecho con papel de envolturas. Las botas son de la marca bogotana Stivali, que también se unió a este proyecto.

Infinita, de la diseñadora Catalina Carvajal.

Es una marca que aborda, a través de la ilustración textil, el arte, la sostenibilidad y temas que resaltan la cultura colombiana. Aboga por la moda consciente, garantizando una producción controlada (se realiza después de haberse generado la orden), proveedores éticos, procesos de estampación en seco, materiales responsables (fibras recicladas) y trabajo digno. Cuenta con un proyecto de reciclaje textil llamado Infinita Lab, que busca convertir los residuos que salen de la producción de prendas en bloques decorativos, a través de un proceso de transformación que tiene como mercado objetivo e sector arquitectónico y de decoración de interiores. Su propósito es convertirse en una marca cero desperdicio textil y poder crear proyectos colaborativos con otras firmas que estén interesadas en probar este tipo de reciclaje de una forma distinta.

La idea de esta gran apuesta es realizar un cierre contundente de la campaña “Que la basura no se vuelva paisaje” para que represente el esfuerzo que ha hecho la entidad con respecto a la valoración y resignificación de los residuos, esta vez a partir del arte, el diseño y la moda.

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