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La diseñadora paisa presentó en el Bogotá Fashion Week 2023 una colección donde despliega toda su creatividad y esa maestría del trabajo con cuero que siempre ha estado presente en su marca. Una colección que danza al ritmo de mujeres libres.

Por Pilar Luna. Fotos: Cámara Lúcida.

Una pasarela que arranca con la potente, y muy sensual, versión de la canción Bella ciau (el tema de la resistencia italiana por excelencia) en la voz de la española Najwa, necesariamente está condenada a convertirse en esos shows que quedan en la memoria para siempre.

Lo de Andrea Landa fue una verdadera oda a la maestría del trabajo artesanal del cuero y una danza gitana (su inspiración) en medio de un exigente escenario que a veces parece frío a la hora de conectar con la narrativa del creador.

Es la primera vez que veo una pasarela de Andrea Landa en un escenario de Bogotá y siento que la capital le cayó como anillo al dedo a su trabajo por las características de su propuesta, el material que usa y esas ideas que fluyen siempre en su cabeza y que se traducen en colecciones llenas de recursos creativos.

La historia de una zíngara

La colección fue bautizada con el nombre de Zíngara y habla de “la ligereza de una vida nómada y libre de ataduras”. Y en esto es donde la diseñadora paisa logra romper con todos los esquemas establecidos porque al trabajar con el cuero se podría pensar en algo mucho más rígido, pero ella es una verdadera maestra en el manejo del material.

Su trabajo, al que le hemos seguido la pista desde que empezó hace ya varios años, logra transformar una pieza de piel normal en una creación de alta ingeniería textil llena de texturas, relieves, calados, pliegues, repujados, tejidos y cualquier técnica que exista. Ella solo se lo imagina, lo plasma y lo lleva, de la mano de varios maestros artesanos del cuero, a la realidad.

Entre la tradición y la modernidad

La experimentación que Andrea ha hecho con un material como el cuero ha logrado que sus piezas se eleven a una categoría de moda de lujo con un toque importante de vanguardia. El juego de patrones que usa de forma repetitiva, logra crear la sensación de estampación sin perderse nunca la raíz y el origen de la nobleza del material.

Sus creaciones son todas hechas a mano por maestros artesanos en su taller de Medellín y esto le da a la marca un espíritu único, muy exclusivo, que para esta colección se convirtió en el espíritu gitano bailando una danza de libertad.

Siluetas fluidas, ligeras, cómodas, deconstruídas, oversize, genderless y multifuncionales hablan de esta mujer que no tiene ataduras, que busca danzar libremente, que no quiere establecerse en ningún lugar específico y que busca ir al fondo de su esencia para vivir plenamente la vida.

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