Otra de las películas nominadas a mejor vestuario de los Premios Óscar es Babylon con la que, de alguna manera, se cambia la visión que se tiene sobre la moda de los años 20. Una historia que recrea los inicios del cine en Los Ángeles.
Por: Amaury Echenique. Fotos: Cortesía.
Si algo nos ha demostrado el director Damien Chazelle es que no hace nada a medias y Babylon no es la excepción, con más de 120 escenarios llenos de lujosos detalles y 7000 diferentes vestuarios para la gran cantidad de personajes involucrados en esta épica historia de la difícil (para algunos) transición del cine mudo al sonoro.
La diseñadora del vestuario Mary Zophres cuenta que Damien no quería nada de lo antes visto en películas de los años 20, o más bien de eso que nos han vendido de esa década. “Quiero que seas históricamente muy precisa, pero sorpréndeme con cosas que no se vean como disfraces de una película de 1920”, le dijo el director y la hizo adentrarse en libros, películas y todo lo que mostrara la verdadera cotidianidad de la época. Gran parte del vestuario lo adquirió a través de compras de prendas originales y usadas que encontró en la web.
Esta película está hecha para ser vista en pantalla grande, gracias a la infinidad de detalles que de otra forma no se podrían captar. Los extras y figurantes también cuentan una historia con su vestuario, dándole una personalidad y una vitalidad al fondo de cada escena como si estuviéramos en vivo.
El vestuario y su personalidad
En esa marejada de imágenes desenfrenadas con la que comienza la película se destaca el diminuto vestido rojo y su profundo escote en V que lleva Nellie LaRoy, personaje interpretado por Margot Robbie y que parece hecho por ella misma minutos antes de llegar la fiesta. Y es que esa originalidad tan peculiar para vestir del personaje a lo largo de la película, sin importar si está en una fiesta o huyendo de los gánsteres es lo que quería reflejar tanto el director como la diseñadora, mostrando esa desesperación por llamar la atención que tenia Nellie.
En el caso de Jack Conrad, interpretado por Brad Pitt, nos muestra el viejo estilo de los galanes del Hollywood en los 20, con bigote de lápiz y el pelo peinado hacia atrás con gomina, y aunque hubiera sido muy fácil vestirlo de esmoquin, ella optó por looks casuales y deportivos al mejor estilo del Gran Gatsby. El jersey azul que lleva en una de las escenas fue tejido a mano e inspirado en el que lució la estrella del cine mudo John Gilbert en un afiche publicitario.
Homenaje a las divas
Con Lady Fay Zhu, interpretado por Li Jun Li, la diseñadora rinde homenaje a divas como Marlenne Dietrich en aquel sexy esmoquin o Greta Garbo a través de su magnífico vestido tubo con capa roja; pero el maravilloso cheongsam rosado es una clara reivindicación a la memoria actriz de origen chino, Anna May Wong.
De los vestuarios más complicados de recrear fueron los utilizados en las películas dentro de la película ya que la diseñadora tuvo que recrear romanos, vaqueros, mineros desde la óptica de los diseñadores de la época, siendo muy respetuosa de sus colegas antecesores en los inicios del cine
“Son tantos los detalles del vestuario que bien valdría la pena verla en cámara lenta”, dice la diseñadora Mary Zophres.
Mary Zophres
Es una diseñadora de vestuario estadounidense, que estudió en Vassar College, New York y se graduó como historiadora del arte; ha trabajado en la industria cinematográfica desde 1994 y esta es su cuarta nominación al Óscar después de por True Grit en 2010, La La Land en 2016 y The Ballad of Buster Scruggs en 2018.