Con un Fashion Film muy bien logrado, Pink Filosofy nos habló de ropa atemporal, de materiales naturales, colores neutros, procesos conscientes y regresar a la esencia, ahora que el mundo está cambiando.
Por: Pilar Luna
Escribo esta reseña de Pink Filosofy, después de haber visto una buena parte del grueso de las puestas en escena de Colombiamoda, y lo primero que debo decir es que se agradece mucho que se lo hayan tomado tan en serio y hayan conformado un equipo creativo y de producción experto en este tipo de técnicas. Narrar una historia de una colección en una pasarela tiene su ciencia, pero encontrar la manera de hacer el maridaje perfecto entre la colección, la imagen, la música y la narración es el reto real en estos momentos.
Por lo general, esto en una pasarela tradicional se perdona y algunas veces pasa desapercibido para quien no tiene el ojo (y el oído) tan agudo, pero cuando se cuenta una historia con toda la técnica y la narrativa, la cosa es bien distinta. Narrar es resistir, como dijo el poeta Guimaraes Rosa. En moda podemos aplicar algo como “narrar es entender”. Entender la ropa, entender el entorno, entender el contexto, entender el estilismo, entender que todo tiene una razón de ser y que nada se debe dejar al azar.
Entonces, con este preámbulo, entro a hablar de la “claridad” que tuvo Pink Filosofy para entender el mensaje que se debía dar en estos momentos y la forma que se debía poner en escena. Es cierto que contó con un patrocinador como el Banco de Bogotá que le acolitó a su directora creativa, Adriana Arboleda, este proyecto, pero eso no lo hace menos poderoso en el balance de las mejores puestas en escena de la Semana de la Moda virtual. De hecho, es importante resaltar que se necesitan recursos para esta forma de presentar la moda y es muy importante que las marcas que pueden hacerlo apoyen a las empresas creativas y así lograr alianzas fuertes.
“Quisimos llevar un mensaje de claridad en esta época en que todas las mujeres tenemos que resolver muchas cosas en la casa, con los quehaceres, la familia, el trabajo, los hijos, con nosotras mismas. Ante las circunstancias que estamos viviendo la idea es volver a las cosas sencillas. Regresar a lo simple.”, dice Adriana sobre la colección y la forma cómo la pensaron para hacer este fashion film.
Son cinco historias sencillas sobre la cotidianidad en un viaje de cinco mujeres a la vida esencial, que se basan en los cinco sentidos. Cada modelo protagoniza uno y de esta manera se fue hilando esta narración que estuvo muy bien concebida. Según su propia creadora “es una invitación a entender que hay formas de encontrarnos en los sonidos de la lluvia y en los aromas que nos recuerdan tiempos felices. A aprender a caminar más despacio, a ver que las cosas sencillas de la vida son la nueva brújula para cualquier camino incierto y a reconocer en la gratitud ese hilo que nos guía hacia la claridad”.
El libreto es de Lina Botero, quien también fue la narradora. La dirección artística de Andrea Swarz y Santiago Prieto, de Monsieur Periné, lo musicalizó.
Consciente y atemporal
Fiel al ADN de la marca, las siluetas básicas, esenciales, atemporales y los materiales naturales aparecen como protagonistas de la colección donde el denim también tuvo una buena cabida. “Hemos encontrado en Cali una fábrica increíble para los lavados con ozono que son mucho más amigable con el planeta porque no requieren de tanta agua” dice la creadora que cada vez es más consciente de que quiere que su marca se convierta en 100% ecológica. “Es el camino que nos hemos trazado y, aunque por ahora es imposible que sea la totalidad, hemos avanzado mucho en este tema”.
Lo más difícil para la marca ha sido conseguir proveedores en el país que cumplan con estos estándares porque la industria aún no está muy preparada para esto, pero al menos da una luz de esperanza de que vamos por buen camino. Las nuevas generaciones son mucho más conscientes de esto y es bueno porque nos hace pensar y revaluar todo lo que ha sido la industria de la moda históricamente.