La colección de Manuela Álvarez para BCapital no sólo es una muestra de su gran evolución como diseñadora, sino que evidencia el camino que hay que seguir para trabajar con nuestros artesanos.
Por Pilar Luna
Fotos: Cámara Lúcida para BCapital
Me quería tomar mi tiempo para escribir sobre esta colección de Manuela Álvarez porque, confieso, no solo me pareció la mejor de las que vimos en BCapital, sino que intuyo que por su mente pasaron mil cosas cuando la estaba creando.
No es sorprendente que la creadora bogotana proponga siempre algo de vanguardia. Tampoco que trabaje con culturas y técnicas ancestrales porque eso lo lleva haciendo ya hace un tiempo. Lo que es revelador en ella es la gran evolución que ha tenido sin perder ese ADN de marca que la pone como una diseñadora muy contemporánea en medio de una investigación profunda de su trabajo.
Se habla de tener una identidad como país, pero solo cuándo vemos este tipo de trabajos, como los de MAZ, es que entendemos los procesos que deben existir para que Colombia sea un país artesanal en su origen, sin dejar de proponer diseños modernos que hagan parte de la moda de alta gama en el mundo.
La creadora trabajó con 24 indígenas de la comunidad artesana Hajsú, resguardo Carlosama, de los pastos, indígenas de Nariño, cuya técnica es la guanga (trenzado) y el tejido vertical. Inspirada en las dualidades de la vida y sus opuestos: el día vs. la noche; el brillo vs. la ocuridad; el sol vs. la luna; el hombre vs. la mujer; el cielo vs. la tierra.., se encontró con una propuesta que viajó por todos estos temas y se adentró en la contemporaneidad de sus siluetas.
El uso del cuero fue de las cosas más interesantes de su colección Aunque es de noche, lo mismo que la implementación de técnicas de sastrerías que mezclada con los tejidos hechos por los indígenas dio como resultado verdaderas piezas de vanguardia.
La paleta de tonalidades que escogió también tuvo que ver con esa propuesta de encontrar unos maridajes bien pensados entre lo artesanal y lo moderno, lo mismo que los actores involucrados de un proyecto que también necesita de un buen patrocinador para mostrarse. Manuela Álvarez, por ejemplo, utilizó el verde sacado de la botella de Tanqueray (su patrocinador) para descubrir varias tonalidades otoñales que se fusionaron bien con los materiales escogidos, como lanas y cueros. A esto le incluyó algunos acentos plateados y elevar su inspiración al tema cósmico de la dualidad de sus opuestos rematando con ese toque urbano que siempre propone desde una óptica mucho más glamorosa. Una colección para reflexionar un poco más en esta historia que quiso contar a través de elementos diversos que solo ella fusiona de esa manera.