POR: PILAR BOLÍVAR / FOTOGRAFÍAS; CORTESÍA ENTREAGUAS
Transformar los saberes artesanales en sofisticadas prendas para la playa ha sido la puntada de oro de Natalia Botero, la creadora de la marca de ropa de playa Entreaguas que recientemente abrió las puertas de su tercera tienda en Colombia.
Cada grafismo, aunque narra la misma historia de turno, es completamente diferente entre cada prenda; allí radica parte de la magia de Entreaguas, la marca que hace del arte y la tradición manual elementos imprescindibles para lucir bajo el sol.
Desde 2014, Natalia Botero despierta los sentidos y apela a la sensibilidad artística mediante los trajes de baño y los complementos para la playa. Entreaguas no solo fue su apuesta de emprendimiento empresarial, sino también el lienzo de las obras de arte que ella plasma mediante técnicas de estampación manuales como el tie-dyey el batik.
El macramé es otro aliado del sello paisa que, desde su fundación, ha hecho de la naturaleza y el cosmos sus musas de inspiración. De ahí que los arrecifes coralinos, las texturas de las montañas, los frondosos follajes e, inclusive, las galaxias tengan un espacio en cada lanzamiento de la marca que le ha dado un estatus resort a la artesanía y al trabajo con comunidades artesanales del valle de Aburrá.
“Las obras que creamos fusionan diferentes técnicas artesanales, involucran 17 personas por prenda y tardan alrededor de 38 horas para terminarse. Todos los detalles los hacemos a mano y los pensamos con la elegancia y la armonía con la naturaleza que tanto nos inspira”, cuentaNatalia quien hace poco estrenó la nueva colección de Entreaguas.
Bajo el título Stardust(Polvo de estrellas), Natalia materializa la inmensidad del cosmos y sumerge a la mujer Entreaguas en las galaxias y las estrellas que ella plasma en los estampados de colores borgoña, mostaza, ladrillo y azul oscuro de sus trajes de baño, biquinis, salidas de baño, turbantes, carteras para la playa, etc. y que, por la versatilidad de su artesanía, seducen al armario casual y funcionan muy bien acompañados de unos jeans.
“Tenemos un enterizo asimétrico que en su espalda tiene una línea que une dos puntos, transportándonos a la unión de las estrellas para formar constelaciones. También hay un bodycon falda que lo convierte en un vestido único y exquisito”, puntualiza Natalia, quien abrió la cuarta tienda de su sello en el Paseo de la Cabrera, en Bogotá (las otras tres están en Medellín, Cartagena y Tulum– México); allí, cada espacio representa un ecosistema natural (agua, tierra y aire), apoyándose no solo de lo visual, sino también de las prendas de arte usable.
