Por Pilar Luna
Fotos: Cámara Lúcida y Edward Chiquiza
En medio de su ya acostumbrada experimentación con texturas y siluetas, el diseñador paisa creo su propia tribu urbana, donde el pasado, lo ancestral y hasta el futuro, tienen cabida.
Jorge Duque no deja de sorprender. Tampoco decepciona nunca. Sus colecciones siempre están marcadas por tantos elementos juntos y tan bien articulados que verlo en escena, en Bogotá (donde siempre se había querido presentar) y en un lugar tan cargado de historia, fue una experiencia sublime.
Y su emoción al terminar su pasarela en BCapital fue evidente y lo dice todo. Muchas cosas le pasan por su cabeza, pero lo primero que le viene a la mente es entender que su trabajo va mucho más allá de hacer una colección para presentarse en un evento de la ciudad que lo ha acogido y que lo ha visto crecer como diseñador. Duque narró en su pasarela una historia que solo su cabeza genial puede llevarla acabo exitosamente.
“Esta colección habla de las segregaciones, del mestizaje, de las migraciones. Es una mezcla, una mixtura, donde aparecen nuevos adnsy nuevas maneras de percibir todo. Aparecen nuevos seres y fue así como quise crear una tribu urbana con una gran carga del glam, del punk, del folk. Es una mixtura muy divertida vista desde una estética que a mi me fascina como es el glam”, dice.
Su punto de partida fueron los Hopis una antigua tribu indígena asentada en Arizona (Estados Unidos). Vio algunas de sus referencias estéticas en un museo y eso lo marcó y le quedó dando vueltas en la cabeza. De ahí surgió esta mixtura de cosas que lo llevaron a navegar por sus propias reflexiones sobre las nuevas tribus urbanas y los adnsque están surgiendo a raíz de las migraciones y de los desplazamientos que se ven actualmente en el mundo.
Y lo de Jorge siempre cuenta con unos ingredientes de épocas anteriores que hacen parte de su historia personal y por unas estéticas que lo han marcado, como los años 80, y en esta propuesta estuvo muy aferrado a esa fascinación que tiene por el movimiento glam. Fue así como llegó a esta Mixtura, a esta mezcla de muchas ideas que siempre le hierven en la cabeza y que lo hacen tan genial y tan real.
Pero las colecciones de Jorge Duque no se quedan solo en esta cantidad de elementos con los que convive las 24 horas del día cuando está en etapa de creación. Todo se traduce en unas siluetas y en unas experimentaciones con materiales que sólo él logra, como si su taller de costura fuera un gran laboratorio creativo. Y lo es, porque el diseñador paisa es capaz de tomar elementos inimaginables en la moda y convertirlos en algo hermoso y muy cómodo a la hora de usarlo. Ahí está también su gran fortaleza y, obviamente, toda su magia.