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Fotos: Cámara Lúcida

El famoso y renovado teatro bogotano fue el escenario ideal para este relato de exploraciones textiles, siluetas y volúmenes que narró María Elena Villamil, mediante su colección titulada La forma, en la que volcó toda su vanguardia en la expresión más sentimental —y menos realista— del movimiento pictórico fovista.

 

 

Tan subjetivas e inesperadas, como las pinceladas multicolores de Henri Matisse y George Braque, es la propuesta de María Elena Villamil (MEV) para la próxima temporada primavera/verano 2019. La forma es el título de la nueva colección de la diseñadora que desde hace veinticinco años transforma el guardarropa femenino en un laboratorio de patronaje, drapeado y cuanta técnica le funcione para darles forma a sus ideas, en las que volúmenes y estructuras son llevados al extremo de la complejidad.

 

Hilvanada con el hilo pictórico del movimiento estético del siglo XX conocido como fauvismo —que le da un lugar privilegiado a la imaginación, a la naturaleza, a la independencia y a la subjetividad del artista—, la nueva colección del sello MEV crea un paralelo listo-para-usar entre las siluetas intuitivas y los trazos cargados de sentimientos con los que los fovistas moldeaban la forma y la percepción de la realidad en sus obras.

La influencia de dicha escuela se evidencia en la manera en la que es desarrollada e intervenida cada pieza que integra a este lanzamiento. De este modo, las deconstrucciones y los bloques de colores, además del eterno tributo de María Elena Villamil a la dupla infalible del blanco y el negro van de la mano de grafismos y tonalidades propias de las pinturas fovistas.

 

COLOR DE ‘AVANT’

Los tactos elegidos por la diseñadora para La forma fueron las fibras naturales como el algodón y la lana cien por ciento, ideales para los climas cálidos, garantizando así su versatilidad. Otros textiles, como el georgette, el crepé y el mikado fueron reservados para las estructuras que contrastan el rigor arquitectónico con la fluidez de las siluetas.

 

El negro y el blanco que han sido su emblema quedaron a un lado porque para este lanzamiento, María Elena y su equipo de trabajo (compuesto por mujeres y personas de bajos recursos de las laderas de Cali) le apostaron al color mediante los bloques y los motivos de estampación creados exclusivamente para la marca y que apelarán al espectro del vino y el ciruela mediante el borgoña, el sandía, el cereza, los rosas y lavandas con toques de verdes menta, militar y mostaza.

 

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