La cultura hip hop salió de la calle y la moda sirvió de vehículo para catalizar toda esa rebeldía que se generaba a través de sus letras, su música, su baile y sus manifestaciones artísticas urbanas, como los graffitis.
Por Pilar Luna @pilimoon8
Miercoles 24 de agosto – 2016
Como los orígenes del hip hop se remontan a la vida en el Bronx y de Harlem de los años 70, las pintas adoptadas por quienes la hacían tenían mucho que ver con lo que se vivía en los barrios neoyorquinos durante esa época. Jóvenes sin esperanza cuyo pasatiempo principal era matar el tiempo en la calle reunidos con pandillas, oír música, bailar y pintar las paredes con los nombres de sus grupos preferidos y con mensajes cargados de violencia racista. El baloncesto de parque, el deporte que se practicaba en estos suburbios habitados por afrodescendientes y latinos, fue el punto de partida para inspirar un look muy deportivo, cuya característica principal era estar lo más cómodo posible.
La ropa, entonces, se usaba dos o tres tallas más grandes. El objetivo era que el atuendo sirviera para todas sus actividades: tocar música, bailar break dance, jugar básquet en el parque del barrio o delinquir en pandilla… Como algunas modas que se vuelven uniformes para sus seguidores estas pintas se sacaron de la calle misma y los raperos que surgían declaraban su rebeldía a través de este uniforme de batalla. De esta manera la cultura hip hop fue pronto la expresión juvenil más poderosa del siglo XX.
Su predicamento se basaba en letras contestatarias que expresaban todo lo que estaban sintiendo y su desesperanza al verse sin futuro. Enormes jeans, camisetas muy grandes y zapatillas de jugar baloncesto, fue la pinta adoptada por los seguidores de la cultura hip hop, quienes, convertidos en nuevos ídolos, empezaron a generar una moda que las nuevas generaciones quisieron imitar. Los accesorios eran la clave y, aunque dentro del mismo movimiento estético también se crearon tendencias, las gorras con mensajes y puestas con sus viseras hacia atrás y las joyas brillantes llegaron a formar parte de estos looks urbanos que parecían sugeridos para no parecer vestidos para nada diferente a estar en la calle y jugar baloncesto, pero que estaban cargados de símbolos convirtiéndose en fenómenos de moda que varios diseñadores norteamericanos empezaron a “adoptar” en sus colecciones.
El origen de la ropa urbana
Aunque el hip hop marcó el final de los años 70 y por consiguiente sus siluetas también estaban muy presentes (se usaban pantalones de bota ancha y materiales como el cuero llegados de la era Disco), a principios de los años 80, estos músicos ya habían permeados la cultura adolescente del momentos y las marcas de moda empezaron a ver una gran oportunidad de conquistar un mercado que ama seguir ídolos y que necesita tener un sentido de pertenencia a una cultura diferente. Su ropa es la mejor manera de acercarse a ellos y fue así como los atuendos de las estrellas del hip hop se convirtieron en la inspiración perfecta de esta nueva generación. La ropa deportiva, incluyendo las sudaderas de algodón que usaban algunas estrellas del momento y los bailarines de break, tomaron un auge inusitado dentro de la juventud.
Firmas como Adidas entendieron que el hecho de que esta nueva tendencia de músicos usara únicamente botas de baloncesto, muchas veces sin cordones de amarrar, como un símbolo no sólo de poder, sino también de protesta contra la humillación sufrida por los esclavos africanos que llegaron a Estados Unidos, era la mejor manera de atraer seguidores para vender millones de zapatillas de este estilo. Fue cuando decidieron hacer una alianza con algunos grupos como Run-DMC, quienes usaban este tipo de tenis y lograron que sus zapatillas de punta de plástico se convirtieran en un verdadero objeto de deseo. Los famosos superstar de la marca deportiva alemana, que se habían diseñado para jugar básquet, se convirtieron en la religión de una masa que los quería tener a toda costa. Las sudaderas de algodón empezaron a aparecer dentro de una subcultura de esta cultura hip hop y los adornos recrearon una estilo que hablaba de vestirse para habitar la calle y practicar bailes urbanos.
La alianza Adidas y Run-DMC fue el primer ejercicio poderoso y exitoso de masificación de una marca a través de ídolos musicales. Ellos no solo llevaban sus tenis sino que siempre hacían juego con una sudadera completa que cambiaba su diseño permanentemente para tener nuevos estilos para vender. Esta estética se convirtió en el uniforme de los breakbeats que hicieron entrar al hip hop en otra dimensión. Las sudaderas evolucionaron a joggers (pantalones chándal de algodón) y después sudaderas de terciopelo (también de algodón) que artistas como Biggie o Cam’Ron usaron mucho.
Otras marcas deportivas se dieron la tarea de imponer sus colecciones ya pensadas para este público que empezó a consumir ropa deportiva no necesariamente para hacer deporte. Firmas como Nike, Keds y Kangol también entraron a competir en el mercado de los fanáticos del hip hop y se volvieron aspiracionales al pasar a formar parte de la cultura popular del momento. El estilo urbano se apropió no solo de una gran generación de jóvenes americanos, sino que su look cruzó fronteras y llegó hasta países africanos donde los jóvenes usaban gorras de béisbol y zapatillas, mientras entonaban las pegajosas letras del rap.
Los símbolos estadounidenses
El negocio se volvió muy rentable para las marcas deportivas, así que los diseñadores símbolo de Estado Unidos no se quedaron atrás. Tommy Hilfiger, Calvin Klein y Ralph Lauren decidieron adoptar varias de sus siluetas en sus colecciones y la ropa muy holgada (que se veían tres tallas más grande) empezó a hacer parte de sus propuestas cada temporada.
Los jeans y las camisetas de algodón ya no eran simples prendas de vestir, sino que tenían una clara referencia a todo el mundo del hip hop, lo mismo que sus accesorios como las gorras y los bóxer que cobraron gran auge al volverse parte fundamental del estilo urbano. Tener la ropa interior a la vista y que esta dejara leer la marca fue importante en esta moda que entró con gran fuerza en una sociedad de consumo ansiosa de nuevas y exóticas propuestas. El mainstream de la moda americana se inspiró en los guetos que la misma sociedad discriminaba, convirtiendo sus referencias estéticas en motivos de culto para sus clientes que querían verse como ellos.
Las estética bling bling: llega el brillo
El bling bling es otra de las tendencias importantes de la cultura hip hop y que se traduce en un símbolo de poderío muy fuerte. Los artistas cada vez ganaban más dinero y también querían que se les notara, así que las joyas doradas y los diamantes empezaron a cobrar gran protagonismo en medio de estas pintas muy deportivas. Grandes cadenas y anillos lujosos se exhibieron como la mejor manera de demostrar que aquella pobreza en la que habían nacido ya no existía más y ahora era un símbolo de estatus entre sus seguidores. Sus manifestaciones de poder se referían a que podían comprar todo lo que quisieran y tener ostentosos accesorios era parte de su filosofía.
El término bling bling proviene del ruido que hacen estas joyas al golpearse y su origen se remonta a una jerga jaimaquina que tradujo esta onomatopeya en una término para denominar esta sutuosa tendencia que, de alguna manera, se enorgullecía de ser nuevos ricos. A través de esto se creó toda una subcultura. Los raperos de estilo gangstan (cuyas letras hablaban de droga, odio a los policías, proxenitismo y dinero), se veían más poderosos en la medida en que mostraran más cadenas doradas, grandes relojes de oro y más anillos en sus manos, así que adoptaron esta estética donde el dinero era su dios y los diamantes y el oro una religión. El look seguía siendo muy deportivo, con una tendencia oversize muy marcada, pero las texturas también adquirieron más brillo.
Esta acumulación de señales ostentosas estaba inicialmente ligadas a las películas de la explotación negra de los años 70 y a la estética de los proxenetas de entonces. El oro era la imagen de revancha y los diamantes en los dientes (algo que empezaron a popularizar) significaba su homenaje a los dientes que les quitaban a los esclavos negros. El hecho de que estos ídolos de hip hop se colgaran toda clase de accesorios y se recargaran de joyas significaba una especial adoración por mostrarse ante una sociedad que los rechazó insistentemente. Mientras tanto, en la calle, sus seguidores imitaban sus vestimentas con un bling muy ordinario lleno de cadenas hechizas y diamantes falsos como una emulación de esos símbolos de riqueza que se ponían sus ídolos.
Con el tiempo, las marcas de lujo mas reconocidas de la moda crearon colecciones “doradas” para satisfacer los gustos estéticos de quienes se inclinaban por esta tendencia y que tenían la capacidad adquisitiva para comprar.
Aparece el color
El hip hop fue evolucionando desde su nacimiento y en los 90, cuando estaba en pleno furor, su moda se volvió más colorida. Aunque siempre tuvo motivos traídos de los graffitis, en esta década varios de los grupos más representativos aparecieron en escena con una mezcla bastante atrevida de varios tonos que además tenía mucho que ver con sus predicamentos: los colores de la bandera panafricana (rojo, negro y verde) y la bandera rastafari (verde, amarillo, rojo). A esto se le sumó el índigo (denim azul) con bordes naranja, que referenciaban sus mensajes de una manera mucho más contundente.
La rebeldía de sus letras y música reforzaba con looks que fueran coherentes con la propia historia que estaban contando y con la lucha que querían dar a través de su cultura.
Los pantalones cargo también aparecieron en esta etapa del hip hop que bajo sus parámetros de lucir ropa grande, encontraron en esta prenda llenas de bolsillo una muy buena posibilidad de cargar todo lo que necesitaban.
Las marcas propias
El productor pionero de hip hop, Russel Simmons, revolucionó la moda proveniente de este género musical urbano cuando entendió que si la comunidad del rap estaba aceptando la ropa producida por las marcas de los clásicos estadounidenses imitando las siluetas características de esta cultura, sacar ropa diseñada específicamente para los seguidores de la misma era el paso a seguir. Así que capitalizó esta tendencia oversize creando una marca propia bautizada Phat Farm. Varios artistas como 50Cents y Sean “Diddy” Combs siguieron sus pasos creando sus propias marcas de moda para fanáticos del hip hop, con prendas diseñadas exclusivamente para sus gustos y sin necesidad de comprar la ropa tres tallas más grandes para aumentar las siluetas. Hoy en día varias estrellas más tienen sus propias líneas de ropa.
Se reducen las siluetas
Actualmente la moda hip hop ha cambiado y varios de sus representantes dejaron esta estética deportiva y oversize y empezaron a usar siluetas mucho más pegadas al cuerpo. El tamaño de los jeans no ha tenido nunca un término medio para este estilo y ahora varios de los músicos del rap prefieren llevar pantalones muy delgados o skinny jeans. Aunque esta tendencia tomó algo de tiempo para ser asumida por el mundo del hip hop, se convirtió en una silueta común de su estética actual.
Sin embargo, muchos raperos del momento todavía nadan en sus prendan y otros ha adoptado una imagen de hombres de negocios (porque lo son) y se han inclinado por trajes de dos piezas (de prestigiosas marcas), muy elegantes, lo que significa que este movimiento cultural tiene todavía mucha tela que cortar en cuanto a moda se refiere.