fbpx
Por Jeniffer Varela Rodríguez
Fotos: Cortesía CK

INFASHION estuvo en las oficinas de Calvin Klein, en Nueva York, en la presentación exclusiva para la prensa de su colección previa a la primavera del próximo año.

 

 

La firma norteamericana Calvin Klein se ha distinguido siempre por ser uno de los referentes del all-american fashion y por reflejar el estilo de vida de ese país a través de sus creaciones, desde sus colecciones ready-to-wear hasta sus líneas de jeans y accesorios. En esta ocasión, la marca, liderada por Raf Simons, decidió llevar esa premisa al extremo y adentrarse en uno de los aspectos más característicos de la vida estadounidense: la experiencia universitaria. Durante una presentación privada en sus oficinas de Nueva York, la prensa especializada pudo observar en exclusiva las piezas de la colección preprimavera 2019.

Calvin Klein volvió a las referencias más literales de la vida en la universidad y las inyectó de color, logrando una propuesta llena de elementos alegres pero que marcan una transición: esa en la que el consumidor pasa de ser un universitario y se adentra en la vida laboral, en la adultez, y pasa a ser parte de los clientes de la marca. Ese momento en el que busca verse, al mismo tiempo, sofisticado. Lo llaman “la experiencia colectiva de la juventud”, evocando los deportes preferidos de los universitarios y marcando elementos adultos con colores juveniles y siluetas oversized.

De esta manera, los objetos usuales de los estudiantes son la base para crear piezas de vestuario: “un cuello de tortuga se alarga y se convierte en un vestido, una bolsa para dormir se vuelve una chaqueta acolchada y la ropa para deportes acuáticos pasa a las chaquetas y a los pantalones”, esto último con una tela similar al neopreno que se comporta igual, pero que resulta ser más ligera y apropiada para la primavera. Todo está marcado por una notoria estética preppy, en la que podemos encontrar camisas de cortes masculinos, faldas tipo burbuja, suéteres ligeros y, por supuesto, faldas plisadas. Mención especial merece la deconstrucción que CK hace del traje masculino no solo para incorporarlo también al vestuario de las mujeres, que aunque se ha visto en las pasadas temporadas en esta ocasión es diseñado con una influencia de los años setenta, que incluye botas anchas y colores como el rosa y el azul cielo, coronados con la línea del pantalón que recuerda al esmoquin.

Además de las piezas más limpias y de colores sólidos, la firma quiso hacer una directa referencia a algunas de las escuelas ícono de la cultura estadounidense, por lo que incluyó una colaboración con dos universidades, Yale y Berkeley, para crear algunas piezas con sus logos. Entre ellas llaman la atención las camisas que lo llevan bordado en los bolsillos, así como las chaquetas tipo bomber,que se hicieron famosas por ser usadas por los deportistas de las universidades y los colegios de ese país, referenciadas gracias a sus numerosas apariciones en el cine y la televisión.

Cualquiera pensaría que una colección con una paleta tan vibrante, que va desde el fucsia hasta el amarillo, pasando por el uva, el verde y el azul rey, guardó un poco de neutralidad en los accesorios, pero no fue así. Los mismos tonos acompañan las billeteras y los clutches, todos diseñados con líneas minimalistas, perfectos para crear un contraste con las siluetas de las diferentes piezas.

Y aunque la propuesta de la marca se apega a las referencias simbólicas en una parte de la colección, hay otra que apela directamente a la estética deportiva: algunas carteras tipo tote parecen directamente sacados de los balones de diferentes deportes, como el baloncesto y el fútbol americano. La idea, que resulta bastante llamativa en la estética minimalista en las líneas que normalmente maneja Simons, destaca también en una combinación inusual: pumas con el mismo estampado que resultan en un híbrido entre lo formal y el athleisure.

error: Content is protected !!
Abrir chat
Hola
¿En qué podemos ayudarte?