Por Pilar Luna
Fotos: Cámara Lúcida
La diseñadora fue la encargada de cerrar Colombiamoda con una colección que engalanó la noche en Medellín y cerró con su línea de novia, creaciones que hacen parte de la esencia Isabel Henao.
Todo estaba dado para que esta pasarela le diera el toque de glamur a una semana que había estado cargada de propuestas urbanas. Aunque el último día la parrilla de Colombiamoda caminó por varios estilos y nombres de diseñadores emergentes y otros más posicionados, faltaba imprimirle el toque más sofisticado a la oferta de moda que se vio en Medellín.
Y ese estuvo a cargo de la gran Isabel Henao quien, con su estilo muy clásico, nos tiene acostumbrados a presentar colecciones sólidas, elegantes y elaboradas con toda la técnica artesanal textil, al mejor estilo de las grandes firmas de moda.
El viento fue el hilo conductor de su propuesta, rindiéndole así un homenaje a un protagonista de la vida misma que no se ve, pero se siente. Una inspiración que le llegó gracias a un artista japonés que hace los abanicos de papel tradicionales, que se convirtieron en algo mágico para ella.
Con un telón de fondo blanco que se ondeaba imitando este viaje que hace el viento al moverse, la propuesta tuvo sus ya tradicionales toques orientales muy marcados. Pero esta vez algunos de sus cinturones obi (los de los quimonos), que son recurrentes en sus creaciones, los hizo de cuero lo que le imprimió un toque de modernidad a su estilo clásico.
La paleta de color estuvo enmarcada en los tonos que Isabel domina a la perfección: blancos, marfiles, crudos, perla, rosas pálidos, azules, lilas, violetas y morados. Todos, en telas brillantes, sofisticadas, algunas con texturas rugosas como tafetanes y bordadas con elementos muy comunes a su estilo como flores y plumas.
