Por Jeniffer Varela Rodríguez
Fotos Johanna Ortiz: Karla Castañeda y cortesía
Fotos cortesía Silvia Tcherassi y Francesca Miranda
INFASHION estuvo en las presentaciones de las colecciones resort de las colombianas Johanna Ortiz, Silvia Tcherassi y Francesca Miranda en Nueva York.
La esencia de la temporada resort o crucero obedece a la necesidad de las consumidoras de moda, originalmente mujeres de élite, de tener un guardarropa nuevo para sus viajes de verano, por lo general escapadas a destinos exóticos. Colombia que en los últimos años se ha proyectado como un destino tropical, ha abrazado la identidad de la mujer del Caribe para definir un nuevo imaginario de moda ante el mundo, a tono no solo con la temporada, sino con la fascinación por la estética de esta zona que ha invadido la moda en las últimas temporadas. Gracias a esta tendencia, los diseñadores locales han logrado capitalizar esta idea de “nueva colombiana” y presentarla ante los compradores y la prensa internacional con gran éxito.
Conscientes de este fenómeno, diseñadores como Johanna Ortiz han creado todo un concepto de marca que se ha convertido en un hito en el exterior. Y esta temporada las presentaciones de colecciones resort en Nueva York tuvieron dos nuevas representantes colombianas que llevaron todo el glamour del Caribe a la Gran Manzana: Francesca Miranda y Silvia Tcherassi.
El caso de Johanna solo podría describirse como la consolidación de una marca que ha escalado en el gusto de las socialités estadounidenses y europeas, gracias a la alianza con grandes comercializadores como la web Moda Operandi, que organizó toda una serie de eventos para presentar la colección resort 2019 de la colombiana, Une Fleur de L’Amerique (Una flor de América), que mezcló la esencia tropical de la creadora caleña con las pinturas flamencas del inglés George Owen Wynne Apperley, resultando en una reinterpretación de los boleros que la han hecho popular en telas más ligeras como chifones estampados y traslúcidos, piezas de enterizos estampados, y separadas como crop topsy maxifaldas, en una paleta que incluyó rojo, pasó por los naranjas y culminó con amarillo mostaza. Esta variación de color fue la combinación perfecta para los accesorios de la marca, una colaboración con Verdi, que creó diez versiones de su ya conocida mochila para este proyecto.
Al desfile de Johanna Ortiz, auspiciado por Moda Operandi, asistieron personalidades como Lauren Santo Domingo, Nicky Hilton y Mandy Moore. Acto seguido, la compañía ofreció una cena temática que giraba en torno al Caribe con los platos y la música propios de la región, y en el que estuvieron presentes compradoras e invitadas especiales.
El Caribe de Tcherassi
La fascinación del mundo de la moda con el Caribe no es nueva, pero es hasta ahora que alcanza un punto tan alto. Por ello, Silvia Tcherassi vio la oportunidad de tomar adoptar una nueva modalidad en la comercialización de sus colecciones y mostrar a la vez esa región de la que ella procede y siempre toma inspiración. “Nuestro negocio siempre han sido nuestras tiendas. Tenemos dieciséis en el mundo y nos han funcionado de manera muy exitosa desde hace 25 años. Hace un año y medio, mi hijo Mauricio comenzó a trabajar en la compañía y decidió que mostráramos nuestra colección a retailers y venderla de esa manera. Fue así que presentamos el primer resort aquí y en París y ahora estamos en más de treinta tiendas, tenemos exclusividad con Net-A-Porter.com y estamos vendiendo en Selfridge’s en Londres, y en Oriente. En un año todo se ha expandido, estamos haciendo cinco colecciones anuales”, aseguró la diseñadora durante la presentación de su colección, un resort que se mueve entre las tonalidades amarillas y cremas, con una mezcla de siluetas más femeninas como faldas plisadas y otras un poco más duras y estructuradas, como blazers, una mezcla que evoca a una mujer cosmopolita, que abraza el trópico.
Precisamente el trópico siempre ha estado en el ADN de Silvia Tcherassi, algo que explica el éxito que ha tenido su trabajo y la gran aceptación de los compradores internacionales. “Para mí ha sido fácil desempolvar los patrones y las fotos de mis antiguas colecciones; por ejemplo, la que más mostró el concepto de lo que están haciendo los diseñadores ahora, se llamó Fusión y era eso: la fusión de la mujer del Mediterráneo con la mujer Caribe. Tú podrías presentar eso ahora y decir que es pertinente”.
Y aunque para ella el Caribe “siempre ha estado de moda”, reconoce que los diseñadores colombianos han jugado un papel muy importante en mostrar la imagen de una fashionista nacional renovada, además del trabajo de una industria que refleja un buen momento en el exterior. “Antes estábamos escondidos y nadie nos venía a visitar. Colombia ha tenido una gran evolución, la gente nos está visitando y nos está descubriendo. Cartagena se convirtió en un destino de lujo… éramos como el secreto mejor guardado de la región”.
Francesca y su renovación
Otra diseñadora consciente de ese interés es Francesca Miranda, quien también llegó a Nueva York a mostrar su resort, pero con una identidad renovada. La salvadoreña de nacimiento y barranquillera por adopción aprovechó la ocasión para develar a Miranda, la reinvención del sector ready-to-wear de su marca en Estados Unidos, donde su nombre está asociado a los vestidos de noche y a su mercado más especial, el de novias. El resort de Miranda está lleno de estampados creados por la marca y boleros, así como un repaso por las piezas más especiales de toda la historia de la casa, con aires más renovados.
“Yo siempre he pensado que uno tiene derecho a verse un poco más joven. Le estamos apuntando a personas de entre 30 y 55 años”, reveló Francesca en medio de reuniones con compradores de tiendas como Bergdorf Goodman y Saks Fifth Avenue, quienes se mostraron encantados con el despliegue de telas tan ricas como la seda en las tonalidades rojas y cremas de Miranda. “Yo tengo claro qué es lo que me gusta, cómo me gusta que se sienta una mujer. Siempre tenemos una silueta que no es muy ajustada, pero tampoco muy suelta. Nos dedicamos a reinventar lo que para mí son los iconos de mi trabajo”. Entre estos están la camisa bicolor, que debutó en el 2013, el vestido largo de boleros y la infaltable camisa de aires masculinos.
Para ella, el interés de los compradores y de la prensa internacional en la moda colombiana obedece no solo al buen momento por el que pasa el país, sino también a un trabajo creativo que está empezando a ser reconocido. “Yo lo que creo es que en Colombia hay una creatividad infinita, hay mucha originalidad en el diseño, mucho sabor. Tú sabes que a todo el mundo le llega su tiempo, y creo que este es el tiempo de Colombia”. Y hay muchos enamorados del país que estarían de acuerdo.