POR: PILAR BOLÍVAR / FOTOGRAFÍAS: Cortesía DCH
Para celebrar diez años de encuentro entre el arte marroquinero y las tendencias del diseño, Divina Castidad presenta Esencial, una colección en la que las formas simples, las superficies limpias y las combinaciones sobrias marcan el paso.
Más allá de una propuesta de carteras, accesorios y calzado de formas simples y colores inspirados en los tonos de la naturaleza, Esencial, la nueva colección de Divina Castidad Handbags es una reflexión sobre la felicidad que esconden los pequeños y más sencillos detalles; de ahí que la pureza de la geometría, las superficies limpias y una paleta de colores variada y en perfecta armonía caracterizan a esta colección que conmemora diez años del atelier deluxe.
Juliana y François
“Esencial es una invitación a reencontrarse consigo mismo, con lo que hemos dejado atrás; con lo íntimo y lo intuitivo; a vivir lo realmente importante de la vida, lo básico, las formas simples, los colores, los contrastes y las combinaciones dadas en la naturaleza”, dice Juliana Mejía, directora creativa del sello fundado por ella y su esposo en 2008.
Desde entonces la marca ha pisado fuerte de la mano de maestros, con una experiencia de veinticinco años en la elaboración de piezas de exquisitas pieles y finos herrajes que les dan el toque de lujo a su tradición marroquinera.
Y es esa fusión entre el savoir-faire de sus artesanos y la formación en arte, moda y diseño de Juliana y François la que celebra esta colección de aniversario en la que las siluetas míticas del sello como las carteras Box, Moon, Abbey, City, Picnic, Lovely y School, protagonizan un juego de colores primarios con sensibilidades pastel y acentos cítricos dispuestos en total monocromía o combinados en forma de bloques dúo tonales en los que el equilibrio y la sobriedad son imprescindibles.
Por su parte, la línea de calzado, que incluye modelos tipo Oxford y tenis, se arriesga con cortes en combinaciones de pieles mate y superficies brillantes, ya sean de charol o con acabados metálicos y espejados, pero conservando la limpieza de este lanzamiento que no solo narra una década de trayectoria de sus fundadores, sino de las diez mujeres que cortan el cuero, lo cosen y lo ciernen para darle forma a Divina Castidad. “Ya no es la historia de Juliana y François sino la historia de quince personas que conforman la compañía y hacen parte de la familia DCH”, puntualiza Juliana.