De familia aristocrática y convertido en el diseñador preferido por personajes como Audrey Hepburn, Jackie Kennedy y Liz Taylor, Hubert De Givenchy es el último gran bastión de los años dorados de la Alta Costura.
Fotos: AFP
Givenchy es recordado en el mundo de la moda por sus colaboraciones para Audrey Hepburn, en películas como ¨Sabrina¨, ¨Desayuno en Tiffany¨ y ¨Funny Face¨. El famoso vestido negro que usó la estrella belga es uno de los momentos icónicos tanto del cine, como de la moda y su nombre retumba gracias a eso. Pero su legado va mucho más allá de lo que representa haber sido protagonista de la industria cinematográfica del momento.
Hubert De Givenchy hace parte de ese pequeño grupo de grandes costureros que hicieron del a Alta Costura un símbolo de Francia, al tiempo de ser uno de los máximos estandartes del prët-à-porter. Nació en el seno de una familia aristocrática y se crio en Beauvais (al noreste de París), donde su abuelo tenía una fábrica de tapices. Aunque siempre quiso dedicarse a la moda, en ese entonces era una profesión mal vista, así que a los 18 años y, una vez terminada la guerra, se fue de su casa a perseguir su sueño de ser costurero estableciéndose en París.
Givenchy fue aprendiz de Robert Piguet, Lucien Lelong, Jacques Fath y Elsa Schiaparelli, pero su gran maestro y amigo fue el español Cristobal Balenciaga a quien consideraba el gran genio de la moda y le admiraba no sólo su forma de coser, sino su interpretación “magistral” de la elegancia. De él aprendió que el lujo está en cada detalle.
En 1952 abrió su propia Casa de Moda, Maison Givenchy, y desde entonces vistió a innumerables personajes de la aristocracia europea y estrellas de Hollywood. En 1988 vendió su firma al grupo LVMH pero siguió al frente como director creativo hasta 1995 cuando se retiró, dejando su legado en manos de John Galliano.
“El vestido debe acomodarse al cuerpo de la mujer, no el cuerpo de la mujer a las formas del vestido”, era su lema y de ahí que personajes como Hepburn dijeran que el único que la conocía realmente era Givenchy. Para ella, su ropa interpretaba perfectamente su estilo y según decía “con un traje de Hubert me siento yo misma”.
